MUSEO VIRTUAL DE

 

HISTORIA DE LA MASONERÍA

   

  INICIACIÓN EFECTIVA E INICIACIÓN VIRTUAL

 

 

 

         
 

Recepción del recipiendario y juramento del neófito según lámina de Assemblée des Francs-Masons pour la Réception des Apprentifs, de Léonard Gabanon (Louis Travenol), circa 1740

 

 

El vinculamiento a una organización tradicional regular (que presupone naturalmente la cualificación) basta para la iniciación virtual, mientras que el trabajo interior que viene a continuación concierne propiamente a la iniciación efectiva, que es en suma, en todos sus grados, el desarrollo «en acto» de las posibilidades a las que la iniciación virtual da acceso. Por consiguiente, esta iniciación virtual es la iniciación entendida en el sentido más estricto de esta palabra, es decir, como una «entrada» o un «comienzo»; bien entendido. Cuando se ha entrado en una vía, es menester esforzarse por seguirla, e incluso, si se puede, por seguirla hasta el final.

Todo esto se podría resumir en estas pocas palabras: entrar en la vía, es la iniciación virtual; seguir la vía, es la iniciación efectiva; pero desafortunadamente, de hecho, muchos se quedan en el umbral, no siempre porque ellos mismos son incapaces de ir más lejos, sino también, sobre todo en las condiciones actuales del mundo occidental, debido a la degeneración de algunas organizaciones que, devenidas únicamente «especulativas» como acabamos de explicarlo, no pueden por eso mismo ayudarles de ninguna manera en el trabajo «operativo», aunque no sea más que en sus etapas más elementales, y no les proporcionan nada que pueda permitirles siquiera sospechar la existencia de una «realización» cualquiera.

        

 

 
       

 

Exaltación del maestro masón, lámina de Assemblée des Francs-Masons pour la Réception d'un maître, de Léonard Gabanon (Louis Travenol), circa 1740

 

 

Recordaremos que la iniciación es esencialmente una transmisión, y agregaremos que esto puede entenderse en dos sentidos diferentes: por una parte, transmisión de una influencia espiritual, y, por otra parte, transmisión de una enseñanza tradicional. Es la transmisión de la influencia espiritual la que debe ser considerada en primer lugar, no sólo porque debe preceder lógicamente a toda enseñanza, lo que es muy evidente desde que se ha comprendido la necesidad del vinculamiento tradicional, sino también y sobre todo porque es ella la que constituye esencialmente la iniciación en el sentido estricto, de suerte que, si no debiera tratarse más que de iniciación virtual, todo podría en suma limitarse a eso, sin que haya lugar a agregarle ulteriormente una enseñanza cualquiera.

Podemos concluir que mientras no se hace más que «especular», uno se encuentra en cierto modo encerrado en un callejón sin salida, puesto que con eso no podría rebasarse en nada la iniciación virtual. El efecto del rito por el que se opera esta transmisión es «diferido», como lo decíamos más atrás, y se queda en el estado latente y «no desarrollado» en tanto que no se pase de lo «especulativo» a lo «operativo»; es decir, que las consideraciones teóricas, en tanto que trabajo propiamente iniciático, no tienen valor real más que si están destinadas a preparar la «realización»; y, de hecho, son una preparación necesaria, pero es precisamente eso lo que el punto de vista «especulativo» mismo es incapaz de reconocer, y por consiguiente, es precisamente de eso de lo que no puede dar ninguna consciencia a aquellos que se limitan a su horizonte.

Extractado de: René Guenón, Apercepciones sobre la Iniciación, capítulo XXX.

            
  

 

 
             
  

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